Se ha comprobado que las personas que duermen menos de 6 horas y las que duermen más de 9 horas tienen un mayor riesgo de sufrir efectos adversos para la salud, véase, por ejemplo, aquí. Pero no se puede concluir de tales correlaciones observadas que el cambio de la conducta de sueño ayudará, esto requiere que uno analice la causa de estas correlaciones. La forma en que el sueño prolongado se asocia a un aumento de la mortalidad no se comprende bien, como se menciona en este artículo :
Por lo tanto, es posible que la larga duración del sueño sea una consecuencia y no un factor de riesgo de comorbilidad crónica no reconocida, lo que a su vez podría explicar el mayor riesgo de mortalidad, en particular la mortalidad por causas no cardiovasculares, observada en numerosos estudios (1-4). La larga duración del sueño podría representar un instrumento de diagnóstico útil para detectar otras comorbilidades mentales o físicas subclínicas o no diagnosticadas (13).