La proporción de glóbulos blancos y plaquetas no es un índice comúnmente utilizado en medicina y no tiene ningún significado general. Por ejemplo, las infecciones, las neoplasias hematológicas o los tumores de órganos sólidos pueden causar un recuento de glóbulos blancos bajo o alto y un recuento de plaquetas bajo o alto [1].
Hay un estudio [2] sobre una población específica (pacientes sometidos a una esplenectomía por un traumatismo) que muestra que una relación menor entre el recuento de plaquetas y el de glóbulos blancos puede ser útil para diferenciar a los pacientes que desarrollan una infección de los pacientes no infectados. La razón de ello es que los pacientes traumatizados suelen tener un recuento de glóbulos blancos elevado (leucocitosis debida a la demarginación por estrés de los neutrófilos), por lo que el recuento de glóbulos blancos ya no es fiable como indicador de infección. Por lo tanto, este estudio combinó el recuento de glóbulos blancos con el recuento de plaquetas, que inicialmente baja en la mayoría de los pacientes con infección [3], para tratar de mejorar la discriminación entre las dos condiciones. La generalizabilidad de este índice es extremadamente limitada ya que la población de pacientes estudiada era bastante específica.
También hay un estudio [4] que mostró que la relación plaqueta-linfocito (nótese que el recuento de linfocitos sólo representa un subconjunto del recuento de glóbulos blancos) se correlaciona con el pronóstico en pacientes con tumores del estroma gastrointestinal.
Aparte de estos dos estudios, una búsqueda en la literatura médica no revela ninguna mención de la relación glóbulo blanco-placa (o plaqueta-linfocito).