Vale, esto es lo más cercano que vas a estar a un agente nervioso de “grado militar” que eleva tu humor: usar botox como antidepresivo.
La toxina botulínica A (botox) es un agente nervioso. De hecho, es la toxina más potente que se conoce, y podría potencialmente ser usada como un arma biológica.
Toxina botulínica: Arma biológica y droga mágica (Dhaked, et al. 2010)
Las neurotoxinas botulínicas, agentes causantes del botulismo en humanos, son producidas por el Clostridium botulinum, un bacilo anaeróbico formador de esporas Gram positivo. La neurotoxina botulínica constituye una importante amenaza para las armas biológicas debido a su extrema potencia y letalidad; su facilidad de producción, transporte y uso indebido; y la necesidad de cuidados intensivos prolongados entre las personas afectadas. La base de la fenomenal potencia de la toxina botulínica es enzimática; la toxina es una proteinasa de zinc que rompe las proteínas asociadas a las vesículas neuronales responsables de la liberación de acetilcolina en la unión neuromuscular. **Como arma militar o terrorista, la toxina botulínica podría diseminarse por medio de aerosoles o por la contaminación del agua o los alimentos, causando numerosas víctimas. Es la primera toxina biológica autorizada para el tratamiento de enfermedades humanas. A fines del decenio de 1980, el Canadá aprobó el uso de la toxina para tratar el estrabismo, en 2001 para eliminar las arrugas faciales y en 2002 la FDA de los Estados Unidos siguió el ejemplo. La presente revisión se centra tanto en el potencial bélico como en los usos médicos de la neurotoxina botulínica.
Sin embargo, si usted se inyectara, digamos, 40 unidades de botox en los músculos del ceño de los supercilios procerus y corrugadores, obtendría una droga con un robusto efecto antidepresivo. El tamaño del efecto es bastante impresionante y el efecto antidepresivo puede ser mayor que el que se ve típicamente en los antidepresivos convencionales:
La inyección de toxina botulínica A (BTA) en la región glabelar se está estudiando actualmente como tratamiento para el trastorno depresivo mayor (MDD). Aquí exploramos los datos de eficacia de este novedoso enfoque en un análisis conjunto. Una búsqueda en la literatura reveló 3 ECAs sobre este tema. Los datos de los pacientes individuales y los puntos finales clínicos compartidos por estos tres ensayos se combinaron y analizaron como un estudio (n=134) utilizando modelos de regresión múltiple con efectos aleatorios. En la muestra combinada, el BTA (n=59) y el grupo de placebo (n=75) no difirieron en las variables de base. Los resultados de eficacia revelaron la superioridad del BTA sobre el placebo: La mejora en la Escala de Calificación de la Depresión de Hamilton o la Escala de Calificación de la Depresión de Montgomery-Asberg 6 semanas después de la línea de base fue del 45,7% para el BTA vs. 14,6% para el placebo (p<0,0001), lo que corresponde a una tasa de respuesta del BTA del 54,2% (vs. 10,7%) y una tasa de remisión del BTA del 30,5% (vs. 6,7%). Igualando el estado de un meta-análisis, este estudio aumenta la evidencia de que un solo tratamiento de BTA en la región glabelar puede reducir los síntomas de MDD. Se necesitan más estudios para entender mejor cómo el BTA ejerce su efecto elevador del estado de ánimo.
El mecanismo de acción propuesto es bastante interesante. Se cree que los aferentes en la cara pueden influir en su estado de ánimo enviando retroalimentación a la amígdala. En resumen, el botox funciona paralizando los músculos del ceño en la cara. Y si no puedes fruncir el ceño, entonces tal vez no te sientas tan deprimido:
Desarrollamos el concepto de propiocepción emocional, por el cual los músculos de la expresión facial juegan un papel central en la codificación y transmisión de información al circuito emocional del cerebro, y describimos su neuroanatomía subyacente. Exploramos el papel de la expresión facial en el estado de ánimo deprimido tanto en reflecting como en influencing. Los circuitos implicados en este último efecto son un objetivo lógico para el tratamiento con toxina botulínica, y revisamos las pruebas que apoyan esta estrategia. Los datos de los ensayos clínicos sugieren que la toxina botulínica es efectiva en el tratamiento de la depresión. Discutimos las implicaciones clínicas y teóricas de estos datos. Este novedoso enfoque de tratamiento es sólo un ejemplo de la potencial importancia de los nervios craneales en el tratamiento de la depresión.
Referencias
Dhaked, R. K., Singh, M. K., Singh, P., & Gupta, P. (2010). Toxina botulínica: arma biológica y droga mágica. La revista india de investigación médica, 132(5), 489. PMCID: PMC3028942
Finzi, E., & Rosenthal, N. E. (2016). Propriocepción emocional: tratamiento de la depresión con retroalimentación facial aferente. Revista de investigación psiquiátrica, 80, 93-96. DOI: 10.1016/j.jpschires.2016.06.009
Magid, M., Finzi, E., Kruger, T. H. C., Robertson, H. T., Keeling, B. H., Jung, S., … & Wollmer, M. A. (2015). Treating depression with botulinum toxin: a pooled analysis of randomized controlled trials. Pharmacopsychiatry_, 25(06), 205-210. DOI: 10.1055/s-0035-1559621