**Esto es cierto tanto porque siempre existe la posibilidad de un pequeño efecto que un estudio determinado no tiene la potencia suficiente para encontrar, como por el problema crónico de informar sobre los resultados negativos en la literatura biomédica y la ciencia en general (es decir, los experimentos con un resultado negativo tienen menos probabilidades de ser publicados).
Sin embargo, no hay recomendación ni evidencia científica sustancial de los beneficios del consumo de cafeína por la mañana para el sueño y se ha observado que la evitación aguda de la cafeína, independientemente de la hora del día, tiene una modesta mejora en el sueño.
Dada la ubicuidad de la cafeína en la sociedad, la multitud de estudios relativos a la cafeína, y la existencia de estudios que muestran que evitar la cafeína es mejor para el sueño, creo que hay un cuerpo de evidencia bastante sólido que sugiere que cualquier papel beneficioso para el sueño de la cafeína es o bien inexistente, o bien mínimo.
Varios autores han señalado que las percepciones de la gente sobre el impacto de la cafeína en el sueño y la vigilia son sustancialmente exageradas. La cafeína en los consumidores habituales tiene poco impacto en el sueño, y los beneficios cognitivos inmediatos de la cafeína se explican en su mayor parte por una reducción de las capacidades de base bajo la retirada de la cafeína. Del mismo modo, el sueño puede mejorar en los consumidores de cafeína a largo plazo cuando se retira la cafeína, pero el efecto es pequeño y de corta duración.
Creo que es importante reconocer que la adenosina no es la única_ señal que contribuye a la presión del sueño, y por ello es problemático tratar el sistema como si lo fuera. Los consumidores habituales de cafeína se adaptan a la ingesta de cafeína aumentando la expresión de los receptores de adenosina, pero también pueden adaptarse a la mayor expresión de los receptores de adenosina con la modificación de otros contribuyentes al sueño.
En los individuos más preocupantes: los que padecen insomnio crónico u otros problemas de sueño, sus problemas parecen persistir a pesar de los aumentos inherentes a la presión del sueño que acumulan las personas que carecen de él, por lo que es poco probable que haya una “solución rápida”. La práctica estándar es un énfasis general en la “higiene del sueño”, incluyendo el establecimiento de un ciclo regular de sueño-vigilia, evitar las sustancias que influyen en el sueño, incluyendo la cafeína y el alcohol, mantener un entorno de sueño estándar y cómodo, y hacer ejercicio con regularidad: sin embargo, cada una de estas estrategias por separado sólo tienen un impacto modesto.
También está la cuestión de las diferencias individuales: si alguien duerme mejor por la noche cuando se despierta con cafeína, entonces hay pocas razones para cambiar. Simplemente no hay ninguna evidencia científica que sugiera prescribir cafeína por la mañana como ayuda para dormir.
Referencias
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